Ver que la vida se te viene encima a los 21, creer que de verdad tienes problemas cuando los verdaderos problemas son un piropo al lado de crisis existenciales sin fundamento. La gracilidad del movimiento echado a perder por caprichos de niñita tonta y encontrar una sonrisa en la cara de ellas hace que la noche normal se convierta especial.
Mr. Hippie en medio de su borrachera alcanza la iluminación: el escarnio propio y sin pudor. La carcajada constante, el reencuentro con un viejo amigo que sigue siendo un desgraciado simpatiquísimo y conocer más gente que saludar sin hipocrecía. Vale mucho la pena.
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1 comentario:
no vale la pena, nunca es suficiente... siempre queremos mas... y mas tipos como nosotros, con una ambision dolorosa y larga.
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