domingo, 11 de mayo de 2008

eraemilyhaines

Emily Haines estaba sentada al frente mío. Lo juro. Era ella, estaba aburrida y yo sólo la miraba. Ella escuchaba lo que decíamos y a veces se reía, pero se le notaba que estaba aburridísima. Eran como las ocho de la noche, en un bus de Transmilenio, lo más raro que me ha pasado en el último mes. Y no estaba borracho ni bajo el efecto de las mariposas, era Emily.

Quise decirle que me encanta cómo canta o que amo su actitud de veacomermierda en algunas entrevistas. Me la imaginaba igual de antipática, igual de francocanadiense. Era ella y no hay duda, toda una "combat baby".

Llegamos al Portal Norte y ella se bajó con una maletica de puntos de colores. Qué otra maleta habría podido escoger acaso? Era Emily Haines en Bogotá, al frente mío y no pude decirle nada, nada. Ni siquiera que yo quería tratar de satisfacerla para romperle en la cara ese argumento idealizado con el que escribió "Poster of a girl" y dejarle claro que no soy un beginner.

Sé lo que se siente llenar las sábanas viendo el lado positivo cuando no hay lado positivo. Emily, vas a amar tu realité si te vuelvo a ver.


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