lunes, 30 de junio de 2008

ayamsoufakingud

A veces, sólo a veces me da por pensar. Y a veces, muy pocas veces como hoy, pensé en lo que no debo. Y cuando la canción de The Killers dice esa línea tan desgarradora, cierro los ojos y pienso. Y mi mente se va y no vuelve. Se va y se queda en la estrofa. When you were young. Y me quedo ahí y las voces a mi alrededor siguen charlando, mientras para mi se vuelven un murmullo. When you were young. Y abro los ojos y vuelvo. Y me encuentro en el mismo sitio del que no debí salir. Y ahí está de nuevo la realidad inmediata. When you were young. And what's the matter?. When I was young, I'm now.

And that's all that matters. Y mis ojos están más abiertos que nunca.


sábado, 28 de junio de 2008

abit

Beat, beat, beat, beat. No. Beat, beat, beat. Y quién es ella? Beat, beat. Quién me mata, porfa?


martes, 24 de junio de 2008

resoelcielo

Me cae como dos cortinas del cielo y me aplasta. No me deja mover y sin embargo contemplo el cielo raso maravillado. Ahí, pintado boca arriba, está mi pasado. Y cuanto más lo miro, más lo amo. Veo mi historia plasmada en el techo. Espero que algún día pueda llegar a tocar el dedo de la divinidad.


sábado, 21 de junio de 2008

commetuca

J'ai lit un homme a qui aussi l'est trés difficult preceder l'ausence. Et j'ai le trouve trés amussant. Je ne peut predecer l'ausence. Et ca est une de les choses que j'ai faire: dit ce chose que quelq'un a dit.

Commme ca...


lunes, 16 de junio de 2008

gotooverit

Rasga papel y rasga papel. Así como se rasga el cielo con nubes rotas que transforman la luz en hilos. Rasga el papel y rasga el pasado. Lee, rasga, toma, lee, rasga. Bota.

Y al final los recuerdos no son más que un montón de tiritas de colores.


sábado, 14 de junio de 2008

igetaround

Y aquí vengo cuando me debería ir. Digo que sí cuando mejor debería decir que no. Segundos desde tu ascensor a la estación, cómo podría decirle que no a esa invitación? Conoces a mis amigos y yo a los tuyos. No dices nada de mí, no digo nada de tí. Y aquí vengo, aquí vengo, Martina.


jueves, 12 de junio de 2008

dimealgoquenosepa

Bogotá, cuatro de la tarde, un bus inmenso por la Séptima. Me subo y encuentro a un señor con un surtido de chipotes chillones verdes. A la derecha un puesto vacío junto a la ventana. Me siento y corro todo el vidrio. El viento entra y el sol brilla. Bogotá es así, temperamental. Es mujer y es temperamental; una combinación exquisitamente irresistible. El viento entra y hace sol. Y me parece que todo brilla. Y el cielo es azul y las nubes blancas y se forman halos de luz como cuando en los dibujos animados representan a dios. Y el cielo es azul y blanco y ese degradé me hace pensar que Bogotá con sol es como una pelinegra con una bufanda roja alrededor del cuello, que contrasta con su piel bronceada y su pelo negro, negro. Y me gusta de una vez. Y miro por la ventana y veo a la gente caminando. Una mona con gafas oscuras. Pero el cielo está muy azul y brilla. Y la pelinegra de la nariz perfecta. Y los carros pasan por el lado y cada persona tiene su historia, cuál será la de ella, con el manos libres y el uniforme de medicina? Quiero un carro. Quiero un carro? Si, quiero. Pero usaría bus de vez en cuando. Sólo de voyeur. Y el sol sigue brillando y en la ciento dieciseis me encandelilla y no dejo de mirar los edificios que construyen. Otra mona con gafas oscuras, vienen exportadas de China o qué? Y pasa una moto y me voy con ella. Y el sol brilla y brilla y pienso que ojalá Bogotá estuviera de buen genio todos los días.

Después caigo en cuenta de que me encantan las cabronas.


lunes, 9 de junio de 2008

lapremierentree

J'ai regarde la lune aujourd'hui. Juste unes minutes avant, et je l'ai trouvé trés jolie. C'est une de les plus jolies lunes de les derniéres nuits. Et je pense en le passé, et je ne sent pas rien... Triste, c'est triste comme tu peux oublier sans rien faire.


ynolallamo2

Una cara entre la multitud, mirándote fijamente como si te conociera mejor de lo que te conoces a ti mismo. Y la miro y no dejo de mirarla y me adivina el pensamiento. Y me enloquece saber que ya se va a ir y me produce una ansiedad terrible no volver a verla. Pero es momentánea, porque se acerca y me da un papelito mal rasgado y recién arrugado. Se va. Y cuando los pliegues del papelito cuadriculado se alisan, albergan un nombre y diez números.

Esa noche no la llamo. Ni al día siguiente. Ni el fin de semana siguiente. Y el lunes, el lunes a las diez de la mañana se me ilumina la cara con su voz.



Gracias, Sabina.


domingo, 8 de junio de 2008

esasviejasfotos

Afortunadamente las fotografías pueden romperse. Al menos eso pensaba mientras una a una las iba haciendo confeti. Su sonrisa falsa y el abrazo efusivo, el cielo gris y la bufanda rosa, el encuadre perfecto con la persona equivocada.

Al menos las fotos pueden romperse, hacerse confeti y después tirarlas por la ventana. Para que vuelen con el viento y se vayan en la dirección que mejor considere la brisa.

Menos mal las fotografías pueden romperse, tomarse con las dos manos y tirar en sentido opuesto, rasgarse, fragmentarse. Y después de haberlo hecho tratar de encontrar las coincidencias entre ellas como un rompecabezas y tratar de armarlo y hacerlas coincidir, volver de su separación con cinta pegante amarilla.

Es una manera de demostrar que te rompen el corazón y lo puedes volver a armar.


sábado, 7 de junio de 2008

cincovecesalastres

Sólo el sonido mudo de alguien que después de contestar el teléfono espera que quien llamó conteste. Pero nada. No contestan. Sólo se percibe una débil respiración que indica que sí hay alguien al otro lado y no una simple estática errónea de comunicaciones. Aló! Pero nada. No contestan, sólo respiran. Es la segunda vez que llama, quién es? Déjeme en paz! Clap. Y cuelga el teléfono. Y se vuelve a la derecha y ahí está ella, dormida. Dormida y tanquila. Daría lo que fuera por verla tranquila, pero el teléfono vuelve a sonar con el mismo número identificándose. Y sabe quién es. Y sabe que si no contesta se va a armar un escándalo. Porque fue lo único que ella le pidió a cambio de guardar el secreto: oír su voz cinco veces todos los jueves a las tres de la mañana.


lacarrerita

Treinta segundos desde la esquina hasta la puerta verde que se ve allá. Y camino rápido y no me dan los pies. Treinta segundos??? Pero si me dijo que si lo hacía en más tiempo no me daba un beso. Estupidez, las pruebas que me pone a hacer. Pero es tan linda, tan perfecta. La nariz, la nariz! Treinta segundos, estoy loco, si son como dos cuadras y no puedo correr. Treinta segundos de caminar por un beso, un sólo beso. Treinta. Vamos, treinta. Cuánto llevo? Veintisiete? Y la puerta verde lejos, se aleja más a medida que me duelen las rodillas. Tenía que amarrarme los pies también?


jueves, 5 de junio de 2008

yasonlasseis

Y se sienta al frente mío y le veo los ojos cafés. Me pregunta qué le miro, no respondo nada. Sólo la miro, la miro, la miro y no digo nada. Uno, dos, tres. Tres veces suena mi celular y nada, no contesto. Uno, dos, tres y la canción se vuelve insoportable. Lo cojo, sin dejar de mirarla, y lo apago. Pip. Y se muere. Y no quiero dejar de mirarla y medio se ríe y me ilumina el mundo entero y medio baja la cabeza y el pelo se le viene a la cara y se lo acomoda con tal gracia que el viento toma la dirección de su nuevo peinado. Y la miro y no digo nada. Y me dice que nada es real, y yo le digo que yo sé, pero que no quiero. Sé que la nube baja y empieza a nublar todo. Uno, dos, tres. No había ya apagado el celular? Y la dejo de mirar un instante, bajo la cabeza y la levanto y pum, no está. Y miro a todas partes y se desvaneció. Uno, dos, tres. Llega una señora hablando en chino y no le entiendo y me levanto, me voy. Y sé que se ha vuelto a ir y me lleno de una tristeza insoportable, salgo corriendo y comienzo a volar. Uno, dos, tres. Las seis.


martes, 3 de junio de 2008

withorwthtu

Ese de las navidades pasadas vuelve y me apuñala, me dice que ninguna canción sirve para nada, ni siquiera para aliviar la ansiedad que produce verlo acercarse. Saca su daga dorada y me atravieza de lado a lado, no paro de sangrar mientras repite la operación girando de vez en vez el artefacto para que la herida no cierre.

Luego se aleja unos tres pasos que da hacia atrás sin quitarme la mirada. Yo, en la esquina, sólo veo sus pies que no tocan el suelo y al subir la mirada, su cara de satisfacción. Hoy me ha derrotado.


lunes, 2 de junio de 2008

erayors

Cuando salí lo ví. Era Jorge. Igual de crespo, igual de alto, vestido idéntico. Alcancé a tomar impulso para saludarlo animosamente y preguntarle qué hacía en mi casa. Pero no era él. Era ese doble que tiene aquí en Bogotá, ese que vió en un bus, ese que dicen haber visto borracho y diciendo estupideces.

Puede que sean el mismo en otra dimensión, en otro plano, pero el mismo. No me quiero imaginar una ciudad llena de Jorges. Porque si fuera así se aumentaría a la "n" la posibilidad de que se acerque la noche de los zapatos rojos.