lunes, 2 de junio de 2008

erayors

Cuando salí lo ví. Era Jorge. Igual de crespo, igual de alto, vestido idéntico. Alcancé a tomar impulso para saludarlo animosamente y preguntarle qué hacía en mi casa. Pero no era él. Era ese doble que tiene aquí en Bogotá, ese que vió en un bus, ese que dicen haber visto borracho y diciendo estupideces.

Puede que sean el mismo en otra dimensión, en otro plano, pero el mismo. No me quiero imaginar una ciudad llena de Jorges. Porque si fuera así se aumentaría a la "n" la posibilidad de que se acerque la noche de los zapatos rojos.


1 comentario:

yacasinosoynadie dijo...

jajajajajajaj Jean Paulin, esa misma leyenda se la montaron a mi abuelo... lo veian en todas las putas partes a la vez.... creo que me esta comenzando a pasar...