sábado, 7 de junio de 2008

cincovecesalastres

Sólo el sonido mudo de alguien que después de contestar el teléfono espera que quien llamó conteste. Pero nada. No contestan. Sólo se percibe una débil respiración que indica que sí hay alguien al otro lado y no una simple estática errónea de comunicaciones. Aló! Pero nada. No contestan, sólo respiran. Es la segunda vez que llama, quién es? Déjeme en paz! Clap. Y cuelga el teléfono. Y se vuelve a la derecha y ahí está ella, dormida. Dormida y tanquila. Daría lo que fuera por verla tranquila, pero el teléfono vuelve a sonar con el mismo número identificándose. Y sabe quién es. Y sabe que si no contesta se va a armar un escándalo. Porque fue lo único que ella le pidió a cambio de guardar el secreto: oír su voz cinco veces todos los jueves a las tres de la mañana.


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