domingo, 21 de septiembre de 2008

breverecuento

Miércoles: esconde el alma.

Noche, trago, todos. Nadie, noche, trago. Vienen, ok. Alma. Entras, no hay nadie y piensas que la noche va a ser un fracaso. Vámonos, hay que hacer refill, se me sube a la cabeza. Refill, toma. Tomas, tomas. La noche empieza a lucir un poco mejor, ella también.

Vamos de nuevo, la música suena, me llena. Me lee la mente, las ponen todas. Baila, baila. Shut up and let me go. Canta, salta. Baila. Delicioso. I ain't freakin', I ai n't fakin' this. Just dance, gonna be ok. ¿Cuál es el nombre de este sitio? No importa, sólo baila. Es fugaz y no pasa nada, pero pasa todo y siento lástima por alguien más. Desaparecen. Cojámos un taxi, hay que dormir tres horas. Mañana hay que trabajar.

Jueves: Mosh.

Red Bull. Mierda, funciona. Trabajas, trabajas con muchas ganas porque tiene que salir todo perfecto. Hace más cosas de las que normalmente haces y todo al final sale bien. Esta noche también promete. Vámonos, es allí nada más.

Entras sin mayor esfuerzo. Ves la multitud y empiezas a encontrarte con un montón de caras conocidas. Te metes a esa masa humana y te encuentras con unos ojos que no te quitan la mirada. La blusa magenta, el pelo rubio y el aro en la nariz. Te encuentras con más gente y bailas. Cerveza que parece agua porque no hace nada. Bailas y te desconectas por instantes. La música es buena. Pensé que aquí no hacíamos esto. Espera, volteas y ahí está el rostro entre la multitud, mirándote directamente como si te conociera mejor de lo que te conoces a tí mismo.

Corte.

Un corrientazo incípido. Vuelves al montón y ves el acto central. M.o.s.h. Buenísimo. Vámonos. Espera. Ella baila. No, no baila: te baila sólo a tí y huele delicioso. Por qué no decirle? Y te mira. Y sientes que te desbarata un poco con los ojos, pero decides que no, que hoy no. Caminas por la Calle Real a las 4 de la mañana y te arrepientes. Podrías ir caminando con ella de la mano. O a lo mejor ni eso.

Viernes: la carne.

Hoy de nuevo. Estoy cansado. Quiero ir a dormir, pero las reglas parecen no permitirlo. En dónde... cumpleaños de alguien. La compañía de siempre. Indispensables. Se te sube un poco a la cabeza, llegas y le echas más leña a una incipiente fogata. Desparece la conciencia. Terminas comiendo en un sitio delicioso atendido por una cara conocida. Es delicioso, es borroso, pero delicioso. Carne, sólo carne. Y vas a dormir porque el cuerpo no te da. Volver al felpudo gris.

Sábado: la sequía.

La luz quema. Abres los ojos y amaneces ciego. Mierda, otra vez ciego. Te levantas y tomas conciencia de todo. Revisas que no te falte nada. Perfecto. El sol, hermoso. La montaña verde contorneada. Caminemos, hay que ir por un granizado. Sientes como si hubieras llenado tu boca con aserrín. Caminas borroso por el ojo izquierdo. Llegas, esperas 15 minutos y tomas café congelado. Los aprecias, de veras los aprecias.

Tengo que irme. Partes, quisieras dormir un poco mientras vas por la Calle Real con el sol pegándote en la cara en complicidad con el viento. Llegas y sales de nuevo. Recuperas la vista y te vas otra vez.

Caminas, caminas. Llegas y todo el mundo está punta en blanco. Saludas y te llenas de satisfacción cuando ves a la primera de tu caterva que ya consiguó lo que todos han estado buscando durante cinco años. Te quedas hasta el final y juegas a ser evidente. Miras miradas. Esperas.

Vas, duermes. Por fin duermes bien.

1 comentario:

yacasinosoynadie dijo...

Jean Paulin sos un crack... que ritmo tan del putas el que tiene este texto... el primer "capitulo" es tremendamente emocionante... parecido a Opio en Las Nubes en un montón de cosas pero ¿que mas da? tu ni siquiera lo has leído... sos un crack Jean... me haces sentir mediocre.