martes, 9 de septiembre de 2008

marnes

Ayer murió, reencarnó hoy y no al tercer día. Hoy fue viernes de nuevo en medio de la sorpresa de un martes que suele ser un día tedioso, con el tufo trasnochado del día más maldito de la semana: el lunes. Hoy llovío por pedacitos lo que parecían gotas en pedacitos. Lluvia delgadita pero que moja poco a poco. Y que puede llegar a ser fastidiosa.

Estuve en un taller lleno de madera y con un olor penetrante a laca en aerosol que se disipó al minuto. Fingí lo que tal vez me hubiera gustado hacer después de la sonrisa de bienvenida de los carpinteros y un apretón de manos contundente que se sintió carrasposo pero con cariño. En serio, sentí el cariño de este tipo cuando me saludó. Se nota que es feliz haciendo lo que hace. O al menos hoy lo estaba.

Me encanta que me paguen por sobar la vida. Me encanta que me paguen por hacer lo que me gusta y me encanta que los días sean tan diferentes, uno del otro, que se confunden los días de la semana.


1 comentario:

Ana dijo...

Qué buena semana, van 2 viernes... me invitas a tu semana; yo quuiero tener muchos viernes también