Y el artificio surgió efecto. Buen Horacio, viejo grosero, si supiera todo lo que pasa por mi cabeza analizando proxemias y alimentando ilusiones (y el ego), seguiría contando historias de pájaros a las puertas de un edificio. Seguría sonrojando moralistas y causando risas en el mejor stand-up comedy (sit-down comedy) al que he asistido.
Y muchos opinan lo mismo.
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