Mientras me tomaba un Milo caliente vi una pareja compuesta por un señor mucho mayor que la señora que lo acompañaba. Él, un poco chocho, le pidió a la mesera que le echara azúcar a su café, cuando todos sabemos que el azúcar está ahí, en la mesa, esperando a que uno la tome y la eche "al gusto". La reacción de la mesera: "ahí está el azúcar". La de la acompañante de vida del señor: "tú siempre lo mismo, pareces bajado del monte"
Yo miraba porque soy muy sapo y porque estaba solo y sin iPod. Mi conclusión: no quiero ser viejo porque uno actúa irracionalmente dentro de su propia razón, mejor morir joven y en la cima (Yors). La otra: si llego a ser viejo, que sea solo, o bien acompañado de enfermeras o en su defecto de una vieja que me haya querido siempre, desde el principio. Y no que desde el noviazgo (bella etapa) me recrimine porque le digo a la mesera que le eche azúcar a mi Milo caliente.
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