Los fantasmas de las navidades pasadas se aparecen en sueños y hacen lo mismo que solían hacer en su existencia no onírica. Empiezo a pensar que la gente nunca, pero nunca nunca cambia, como decía el señor alto que parece se va a quebrar. Ni siquiera en los sueños.
Lo único malo es esa sensación en los 30 segundos después de despertarse llena de la carga emocional del sueño. Terrible y patética. O placentera y desgarradora porque no se siguió soñando. Esta mañana fue llena de sentimientos encontrados.
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