La ilusión tienta la suerte. Tener los ojos cerrados y meter la mano en la bolsa negra. Palpar, palpar. Nada. O muchas cosas, pero nada. Me muerde la curiosodad, se me aparece una paloma blanca, me dice que no es la hora y se va volando mientras se incendia. La tercera revelación toma fuerza y alza su mano empuñando un pino.
Corre sangre como corre petróleo.
Creo que la verdad es no sentir. Los escrúpulos enceguecen.
La ilusión tienta la suerte.
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